El último ensayo antes del día esperado…

Era el último ensayo antes del día esperado, el de la gran gala, y aún tenía que explicar tres juegos más de magia.

Yo sabía que teníamos tiempo de sobra para prepararla pero como la magia tiene ese poder de cautivar cualquier tiempo del mundo se haría corto.

Desde el pasillo escuchaba el ruido de las suelas de los zapatos de los adolescentes y el jaleo de las conversaciones entrelazadas. En un momento conseguí convertir el jaleo del aula en silencio. Fue bastante fácil, sólo tenía que repartir el nuevo material con el que aprenderían otros juegos de magia.

Confieso que me sorprendió la rapidez con la que algunos jóvenes aprendieron a hacer los últimos juegos que había explicado, sobre todo porque ninguno de ellos había hecho magia antes de conocerme. Aunque era de esperar. Recuerdo que el día que los conocí repartí una ficha para que describieran el concepto de magia, la mayoría dijeron que era como jugar, otros una diversión y para algunos un arte. Al llegar a casa y leer lo que escribieron supe que acabarían enamorados de la magia. Estoy seguro que el éxito de los chicos pasa por sus ganas de aprender.

El juego del corazón, hacer aparecer la flor o el libro de colores… ¡lo hicieron tan fácil el día de la gala que casi parecía que lleváramos en las espaldas una gira de actuaciones! Lo mejor de la gala, pese al viento y algún que otro contratiempo con la tecnología, fue ver la cara de diversión de los chicos. Sin duda esa imagen fue la mejor de la gala. Tampoco puedo olvidarme de otra imagen: la de los mayores que no paraban de aplaudir durante todo el espectáculo.

Para la próxima vez, porque habrá una próxima vez, reduciré aún más los grupos para que tengamos más tiempo para disfrutar.

Espero que a los familiares y amigos de mis alumnos les hayan gustado los juegos y sobre todo hayan comprobado que son capaces de eso y de mucho más. Gracias por toda la Ilusión que me dejáis regalar.